UX Writer, ¿por qué solo escribes para la mitad de tu audiencia?

Lucia Alcayde
4 min readFeb 7, 2021

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Hablamos de mensajes que no concuerdan. Vector de Personas creado por pikisuperstar

El 51% de la población española son mujeres según el INE a 1 de enero de 2020. Y tú que te dedicas a escribir, deberías tener en cuenta este dato para no excluir a la mitad de tu audiencia. Porque si eres UX Writer, la excusa del masculino genérico no vale. Que para algo priorizas la segunda persona del singular, ¿no?

Hacer que cada persona sienta que un mensaje está escrito pensando en ella, debería ser tu objetivo. Si lo logras, establecerás una conexión casi mágica con quien te lee. Pero como la magia no existe, que es cosa de maña, va tocando hacer autocrítica y tirar de oficio para afrontar una realidad sobre el idioma español: puedes escribir un texto impecable RAE en mano y, aún así, hacer de menos a todas tus lectoras.

Tranquilo, a mí también me pasa. Así es como nos han enseñado a escribir. Y aunque ese tranquilo te haya podido ofender si eres hombre dada la temática del artículo, te aseguro que es un tipo de coletilla que se escribe a diario y que pasa inadvertida hasta que una lectora se topa con ella y pierde la conexión con el texto. La buena noticia es que para corregirlo no hace falta cambiar cada o por una a/e/x/@, ni duplicar continuamente, ni forzar los femeninos. No, basta con tomar consciencia y *estar dispuesto a* (o mejor dicho, tener ganas de) darle una vuelta al texto.

Captura del aviso de cookies de Yorokobu

La personalización, un arma de doble filo

La tecnología permite personalizar los mensajes para dirigirnos a cada cual por su nombre. Algo que en marketing directo se empezó a hacer con el clásico “Estimado/a {Nombre}:” y se ha sofisticado con la llegada de internet y el big data. Todo bien hasta que te das cuenta de que, al dejar de desdoblar con o/a, saludamos a “Estimado Ana:” o damos un no tan cordial recibimiento al gritar “¡Bienvenido, Sonia!”.

Mea culpa, email transaccional de Volkswagen

Por suerte, el problema puede convertirse en la solución. La personalización en femenino es una herramienta infalible para evitar meter la pata que yo descubrí por casualidad. Al leerle un texto en voz alta a mi compañera y personalizarlo con su nombre, un par de esos masculinos genéricos que habían escapado al raciocinio, se mostraron ante mí como marcados con flechas de neón. Había escrito y releído esas líneas con absoluta profesionalidad, buscando cualquier errata o expresión mejorable. Y sin embargo, no me había dado cuenta de esa falta de concordancia.

Me acostumbré a personalizar en femenino, por si acaso. Y al comprobar que las luces de neón se encendían casi a diario, fui tomando conciencia de cuantos falsos genéricos se me habrán colado — pido disculpas por cada uno de ellos— . Así que ahora, en lugar de esperar a un hueco destinado a {Nombre}, escribo pensando en cualquier amiga para que su nombre me sirva de guía. Cuando te acostumbras a hacerlo es un acto casi reflejo y, ni te preocupes, que las alertas saltan al instante si te pasas feminizando las frases.

Y una vez detectado, ¿qué?

Para evitar el abuso del masculino genérico contamos con herramientas que, para tranquilidad de Pérez-Reverte, están dentro de la ley de la RAE. Aquí tienes unos cuantos consejos:

1. Usa genéricos. Esos sustantivos independientes a su género gramatical y que sirven para ambos sexos: audiencia (f.), personaje (m.), criatura (f.), víctima (f.), ser (m.), persona (f.), pareja (f.).

2. Usa colectivos. Los sustantivos que engloban a un grupo de personas son una gran alternativa al masculino genérico: alumnado/*los alumnos, ciudadanía/*los ciudadanos, descendencia/*los descendientes, profesorado/*los profesores.

3. Usa abstractos. Te serán muy útiles para evitar mojarte al designar una profesión o cargo: dirección/*director, secretaría/*secretaria, habitante de Madrid/*madrileños.

4. Haz perífrasis. Sacrificarás en parte la economía lingüística pero evitarás la ambigüedad del masculino genérico: la clase política/*los políticos, las personas interesadas/*los interesados.

Captura de la app N26 y propuesta de texto alternativo

5. Omite determinantes. Si los sustantivos de forma única indican sexo por el determinante que los acompaña, es tan fácil como no ponerlo: Artistas y fans charlaron durante horas/*Los artistas y los fans charlaron durante horas.

6. Cambia determinantes. También puedes usar “quien/quienes” en lugar de “el/los”: Quienes antes se registren/*Los que antes se registren.

Captura de la app MyRealFood y propuesta de texto alternativo

7. Cambia pronombres. Escribe “cada” o “cualquier” para evitar la marca de género del omnipresente “todos”: Invitar a cada cliente/*Invitar a todos los clientes.

8. Dale una vuelta. Diviértete pensando, siempre hay otra forma de expresar lo que estás buscando.

Captura de la app DICE y propuesta de texto alternativo

¡Atrévete a probarlo!

Si tú también usas este truco, tienes el tuyo propio o piensas ponerlo en práctica, me encantaría conocer tu experiencia.

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Lucia Alcayde
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Written by Lucia Alcayde

I’m a storyteller and a creative being who felt into UX Writing

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